Nacida en la localidad de Santa Lucía, a los 16 años viajó a la capital de Corrientes para estudiar Derecho y trabajó en un diario. Profesora de música y danzas clásicas, y adepta a la jardinería, es parte del directorio nacional de magistradas. El perfil de la mujer que pregona: «Hay que hacer, después comunicar»

Cristina Pozzer Penzo tenía 16 años cuando dejó su Santa Lucía natal para ir a estudiar Derecho a la ciudad de Corrientes. En la valija llevaba las fotos de la inundación que había azotado a la zona ese año. Cuando llegó a la capital provincial, llevó las imágenes a un diario y, como buscaban gente, le preguntaron si quería trabajar como periodista. Ella aceptó. «Necesitaba un sueldo», comentan que responde cuando le preguntan por qué aceptó y se lo escondió a su mamá, determinada a que su hija se dedique solo a estudiar. Esa adolescente que se convirtió en jueza mucho antes de los 30 y hoy está al frente del Juzgado Federal de Goya, es la encargada de investigar dónde está Loan Danilo Peña (5).

Pero quién esta mujer que pregona: «Hay que hacer, después comunicar».

Nacida en el seno de una familia que arañaba la clase media, hija de una profesora de literatura y de un carnicero, cuando se fue para la capital provincial a estudiar abogacía en la valija también llevaba, además de las fotos, dos pares de ojotas, dos jeans, una remera naranja de marca y unas zapatillas.

La anécdota Pozzer Penzo la repite porque cuando se presentaba a rendir los exámenes, sentía la mirada juzgadora por cómo iba vestida de los profesores trajeados. Eran otras épocas. Eso sí, cuando se recibió, a los 24, se compró su primer traje. Era blanco y lo combinó con una remera y sandalias celestes. Los colores de la bandera.

Pasaron unos 30 años y quienes la conocen aseguran que se siente cómoda en la ciudad de Goya, donde vive con sus dos hijas de 21 y 13 años. Y también desde donde puede escaparse a su casa de la localidad de Lavalle, en la que despunta el hobby de la jardinería que heredó de su abuela. Allí la esperan un Caniche Toy, un Beagle y un Doberman que «se lo regalaron por seguridad, pero que nunca entendió su rol y se deja mandonear por el más pequeño de los tres perros», recuerdan sus allegados que dice riéndose cuando le preguntan por sus mascotas.

Profesora de música y danzas clásicas, toca el piano. En lo deportivo, ha hecho ‘El Camino de Santiago’ en bicicleta y juega todos los jueves al vóley en su Santa Lucía natal, donde tiene el grupo de «Las Ladies», en el que, además de competir, se hace un trabajo de contención social.

Su faceta como periodista, que también incluyó colaboraciones en radio, comenzó escribiendo noticias sobre el interior de la provincia en el diario El Libertador. Luego, le ofrecieron cubrir las sesiones en las cámaras de diputados y senadores. Mientras, seguía estudiando y enfrentando a los profesores en los exámenes con esa remera naranja de marca. Así, le ofrecieron hacer la tapa.

Pero más allá del sacrificio, hubo algo que la cambió. En el último año de la facultad, falleció su novio en un accidente y sumergió su angustia en el estudio. La vida le daría una sorpresa: quedó embarazada y ella cuenta orgullosa que fue madre soltera a principios de 2000.

Con su hija aún pequeña, no bien se recibió, ganó el concurso para ser escribiente. De 2007 a 2016 fue jueza de Instrucción, Correccional y de Menores de Paso de los Libres. A esa ciudad llegó básicamente porque la otra opción que tenía para tomar un cargo no tenía guardería para dejar a su nena. Llegaron ambas en colectivo y se mudaron al barrio militar.

Luego, se convirtió en jueza subrogante del Juzgado Federal de Paso de los Libres, donde se quedó hasta 2019. Allí fue la investigadora del caso más resonante de la provincia: acusó al ex fiscal Benito Pont por blindar y darle protección a una organización dedicada a la prostitución. En 2023, el Tribunal Oral Federal de Corrientes condenó a cinco de los imputados por trata de personas con fines de explotación en perjuicio de 36 mujeres en situación de vulnerabilidad. Los obligó a pagar una reparación de $50 millones para cada víctima.

En 2019, cuando se abrió el Juzgado Federal de Goya, emplazado en el edificio del Correo Argentino, ella asumió el cargo. El juzgado, certificado con normas ISO y cuyas oficinas fueron donadas, está digitalizado.

La magistrada cuenta con un plantel de no más de 20 personas, de las cuales cuatro, y una de ellas es su secretaria Rita, trabajan en el caso Loan full time.

Actualmente, Pozzer Penzo integra el directorio nacional de mujeres juezas.

Fuente: Infobae